¿QUÉ ESTÁ PASANDO? | El termómetro del ORO 🧐
Jerome Powell comentaba esta semana que el repunte de la inflación de servicios puede ser temporal. Los datos y los expertos de Wall Street sí lo ven como el gran peligro para este año.
Esta semana ha habido algún que otro susto en Wall Street. Temores ocasionados por factores que tantas veces hemos comentado en este espacio: fuerte sobrecompra, chispas en el entorno global -en este caso derivadas de la escalada de las tensiones entre Irán e Israel- que en cualquier momento pueden provocar altibajos, y una expectativa de tipos de interés que no se conoce a ciencia cierta.
¿Y por qué esto último? Pues porque si todo sigue como la seda, la economía aguanta y el mercado laboral es estable, ¿para qué iba la Fed, capitaneada por el almirante Jerome Powell, a bajar los tipos de interés de manera abrupta? No tiene sentido. Con un mercado laboral robusto y una creación de empleos aún sólida, según los últimos datos, es un sinsentido. Un esquema menos creíble que un político en elecciones.
Aquí explicamos en otras Newsletters, que era un chiste mal contado pensar en 6 o 7 recortes de tipos de interés si no llegaba la de negro con su guadaña para rematar de un golpe a la economía y llevarla al hoyo. Y siempre dije que desde Wall Street, los expertos con los que hablaba de Estados Unidos y muchos de ellos con lazos con miembros de la Reserva Federal, me comentaban que 2 o 3. Incluso ahora alguno se atreve a decir que 2, 1 o ninguno. Esto ya me parece más aventurado, pero veremos.
El caso es que la coctelera se ha agitado más de la cuenta después de la gran complacencia de los últimos meses y tocaba algo de ajuste. Y es lo que estamos viendo. Sin embargo, hoy me voy a centrar en un activo en el que no tantos se centran de manera dedicada, y en el que ya sabéis que estoy invertido (y no es recomendación), que puede estar dándonos pistas a futuro del entorno econonómico.
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Empecemos desde la base: el oro golpeando por encima de los 2.300 dólares la onza. Máximos. El oro es mainstream y su tendencia es impecable como podéis ver:
¿Cuál es el contexto? Las compras de los bancos centrales parecen haberse convertido en el motor dominante del ánimo alcista en el mercado del oro. Los informes de compras continuadas hicieron subir los precios hasta los 2.300 dólares la onza el miércoles, a pesar de que los volúmenes de este año son un 40% inferiores a los del año pasado.
Aunque varios factores han alimentado el ánimo alcista del mercado del oro en los últimos meses, las compras de los bancos centrales parecen haberse convertido en el motor dominante últimamente para el metal dorado que tanto interés causa a muchos inversores en estos últimos dos años, y a este humilde servidor el primero.
El miércoles, el Consejo Mundial del Oro (WGC) informó de que los bancos centrales siguieron aumentando sus reservas de oro en febrero, lo que impulsó los precios del oro hasta los 2.300 dólares la onza. Boom. Cohete activo y finalmente la explosión al alza que muchos hemos estado esperando.
En general, estas compras de los bancos centrales deberían seguir siendo fuertes y favorecer una subida estructural de los precios del oro, teniendo en cuenta las actuales tensiones geopolíticas y el deseo de depender menos del dólar estadounidense. Sin embargo, dudamos que las compras aumenten constantemente, sino que más bien esperamos una tendencia lateral volátil a un nivel elevado. De hecho, los datos publicados por el WGC muestran que los volúmenes de este año fueron alrededor de un 40% inferiores a los del año pasado.
Desgraciadamente, los datos mensuales no ofrecen una imagen completa, ya que no muestran la demanda de otras instituciones soberanas, como los fondos de inversión, que también han aumentado sus asignaciones de oro en los últimos meses.
Para calibrar esta fuente de demanda, hay que realizar un seguimiento de las exportaciones de oro desde Suiza y el Reino Unido, que son los mayores centros de comercio de oro del mundo, a un número seleccionado de países de Asia y Oriente Medio. En el pasado, estas exportaciones seguían bastante bien la demanda total de los bancos centrales y las instituciones soberanas.
Otro factor que ha alimentado el ánimo alcista del mercado es China y las conversaciones sobre una fiebre del oro en el país. Más recientemente, también se ha producido una ralentización de la demanda, ya que las entregas de oro por parte de la Bolsa de Oro de Shanghai cayeron un 20% interanual en marzo y vuelven a situarse en línea con la media de cinco años.
Sin embargo, el contexto en lo que llevamos de año es absolutamente BRUTAL. Las importaciones de oro de Suiza a China están en NIVELES RÉCORD. Es un importante dato que es de gran relevancia en el esquema financiero. Es favorable al activo en los mercados y desvela que el gigante asiático, quizá, esté preparándose para momentos controvertidos en la economía mundial.
En conjunto, esto hace que podamos tener una opinión cautelosa que no ha cambiado y que está en desacuerdo, en términos fundamentales, con el ambiente todoalcista que está prevaleciendo en el mercado.
Aunque los riesgos de los precios a corto plazo siguen sesgados al alza, parece que el dominio de los operadores especulativos en el mercado de futuros y los relatos unilaterales pueden verse como señales de advertencia. Si nos quedamos embobados como el portero que hace la estatua después de recibir un gol, tendremos más posibilidades de que nos marquen otro. Y así, seguro, tenemos más posibilidades de perder el partido.
Como dicen los expertos en oro de Julius Baer: “Más allá de los actuales movimientos de los precios impulsados por el estado de ánimo, nos sorprendería mucho que los precios del oro pudieran seguir desvinculándose del dólar estadounidense, de las rentabilidades de los bonos estadounidenses y de la demanda de inversión del mundo occidental”.
Es decir, que el metal dorado puede corregir algo en el corto plazo, pese a su visión súper alcista de más largo alcance. Por eso, los inversores en esta commodity, tenemos que saber que van a venir ciertos procesos correctivos que no deberían proporcionar miedo con el paso del tiempo. Más que nada, porque ya sabemos que es un activo que refleja muy bien los riesgos geopolíticos, monetarios, e inflacionistas.
Observad, en relación con este último apunte que hago, este dilema: ¿El oro se está oliendo un repunte de la inflación? El metal amarillo suele liderar en ciclos pasados el aumento en el IPC en Estados Unidos.
Pues bien, fijaos qué camino tan curioso llevamos. ¿Estamos cerca de ver otro proceso de más inflación o, al menos, un mayor de incremento de precios sobre la base actual? Ahí dejamos la duda…
Además, esto entraña una cuestión en comparación con el mercado en general… ¿Y si el oro está muy barato y el SP500 muy caro? Muy interesante este análisis de Gavekal Research, que evidenciaría que lo que está con un sobreprecio brutal es la bolsa, pero no así el metal. Interesante, ¿verdad?
Y es llamativo porque, como he comentado antes, el oro juega con las expectativas de los bancos centrales. Lo hace muy bien ante entornos más laxos. ¿Y sabéis lo curioso? Atended al SP500 vs política de tipos de interés. Algo se ha roto en el camino. Es muy claro…
El oro es un gran termómetro de los riesgos a futuro y de las políticas monetarias y, silenciosamente, apunta hacia un camino realmente incierto. Esa es la realidad. Y una senda que puede llegar por encima de los 2.500 y 3.000 dólares la onza a futuro, en mi opinión.
🔴LA HORA DE LA VERDAD
Mientras tanto, llegamos a la hora de la verdad para los bancos. Abril es un mes en los que el debate de la liquidez llega a escena y en el que pueden salir a flote resultados regulares o malos, de algunas entidades bancarias de menor tamaño en Estados Unidos. Poca gente habla de esto. Nos hemos olvidado, pero la realidad es la que muestra Apollo Research en su último informe.
Más de 700.000 millones de dólares de depósitos se han fugado de los bancos desde que la Fed empezara a subir los tipos de interés. Casi nada.
A esto hay que incluir el que considero como el auténtico caballo de troya de Wall Street, que es la analogía de las pérdidas no realizadas en títulos de inversión para bancos. ¿Esto aguantará? Pues ese es el debate.
Asimismo, vemos que la peor tasa de morosidad la siguen asumiendo en las tarjetas de crédito los perfiles de 18 a 29 años. Los perfiles de 40 a 69 años se encuentran en variables estables. El peligro empieza a notarse en la generación millennial.
Llega la hora de los bancos. Llega la hora de la verdad. Pronto sabremos si el entorno está más saneado, o hay que tener algún plan de contingencia preparado.
Como siempre, el lunes en el programa de LAS CLAVES analizaré toda la actualidad en profundidad. ¡Nos vemos por allí!
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